Kalilú es un bar Reggae y Hip Hop que hay aquí en Cali
desde hace más de tres años, sin embargo, infortunadamente el pasado sábado se
despidieron de la escena local urbana diciendo: !No es un adiós, es un hasta
luego!
Cuando conocí Kalilú pretendía que la fiesta estuviera al
mismo nivel de los sitios que hasta ese entonces conocía, hablo de Congo y Casa
Babylon en Bogotá. Esto sucedió en el 2011.
Desde aquel momento todo me gustó, desde la entrada con
todos esos acetatos adornando las escaleras por las que se subía parar entrar
por una puerta de un apartamento ubicado en la Av 9 norte con 12, hasta la
terraza donde solo los buenos amigos podían subir a fumar marihuana
tranquilamente. Además era muy curioso llegar a un rumbiadero de rastas y hip Hoppers
ubicado en pleno Barrio Granada. Uno de los barrios más gomelos que hay en
Cali.
Pasaron varios meses sin ir Kalilú pues mi trabajo no me lo
permitía, creo que pasó un año, hasta que una noche cualquiera regresé y fue
muy satisfactorio ver como Cesar y todo su parche de amigos había tomado las
riendas del bar. No sé si estoy confundido, pero bandas como Zalama Crew, Radio
Radikal Libre, Sargento Garcia, Djembe Sound, Dogor, Stanley Jackson, MC Tita,
Haga Que Pase, Raíz Urbana, Eli Rojas, entre otros empezaron a presentarse en
vivo y con ello, con el pasar de los meses, veía como se fortalecía otro tipo
de escena que desde hace dos años hasta la fecha estaba creciendo en Cali.
Kalilú se encontraba formando su público y no solo para la
rumba reggae, también observé que remodelaron el lugar, lo insonorizaron y
empezaron a incursionar en la organización de eventos y el apoyo hacia otros
como el BNL, el Festival de Hip Hop de Cali; promovían conservatorios sobre la
cultura rastafari, encuentros de I Tal Food, espacios para meditación y
Nyahbinghi Drums, hasta que un día cualquiera me enteré por un mail, que el bar
por estar ubicado en el barrio Granada estaba recibiendo amenazas,
contratiempos y bulling de parte de algunos dueños de los restaurantes que
están ubicados en la zona. Dreads, Gorras, pantalones y camisas anchas, trenzas
y grafitis empezaron a aparecer en el barrio y con ello el lugar se convertiría
hasta el pasado 26 de abril, en el lunar de la actual remodelada, zona
gastronómica gourmet de Cali.
Parecía que los vecinos no estaban satisfechos con el tipo
de gente que estaba caminando por el sector. Sin embargo, gracias a JAH estos
pelaos se levantaron, se enfrentaron a los restaurantes, al Municipio y a la
policía con argumentos, orden y disciplina, pero ni así les dieron una
oportunidad de quedarse en la zona.
Con un aire de insatisfacción algunas preguntas bombardearon
mi cabeza y mi tranquilidad ¿por qué la escena rastafari e hip Hopper está tan estigmatizada y perseguida
en Cali? ¿Qué gana un barrio gomelo cuando amenaza y le cierra las puertas a
las pequeñas culturas urbanas? ¿Se ve mejor el barrio Granada sin Kalilú? ¿Qué
es lo que pasa con los espacios que el público joven está pidiendo y
necesitando en Cali para desarrollar la libre personalidad? La única manera de
calmarme fue fumándome un porrito. Lentamente dejé de pensar en los
contratiempos que la policía y el Municipio le causarían al bar y sobre todo a
la gente que trabaja con ellos.
Sin Kalilú, granada se verá más “bonito”, pero un parche de
muchachos que creían en sus sueños quedarían desempleados y con las ganas un
poco rotas.
Fue así que desde el momento que recibí aquel mail hasta la
fecha, observé desde lejos como los dueños de Kalilú aguantaron un año y sólo
hasta el sábado pasado fue Julián, el vocalista de Radio Radical Libre, quien
minutos antes de presentarse en la despedida del bar, me comentó “A los manes
de Kalilú les tocó irse porque el dueño de la casa que alquilaban le pidió que
la entregaran, y pues como te imaginas, no hubo poder humano de convencerlo
para que eso no sucediera”.
Un tanto aburrido con la situación y con un vacío, hoy me
decidí a escribir esto que ahora estás leyendo pues lamento que este lugar
cierre las puertas. Seguro como yo, muchos en esta ciudad quedan con ese mismo
vacío que hoy siento, sobre todo cuando
me pregunto ¿y ahora dónde podré ir a escuchar y bailar buen reggae?
Sé que tan solo es un hasta luego por parte de Kalilú y no
un adiós, pero mientras ellos consiguen otro local, me uno al apoyo y hermandad
con toda esta comunidad rastafari e hip Hopper que hay en Cali, y que hoy
camina por el barrio Granada con ese hueco que le han dejado a nuestro estilo
de vida y sobre todo, a nuestra cultura.
Por Bizarro Mesa
@bizarromesa
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